
Sí, cariño, lo que tú me digas, que me quieres y que no sé hasta dónde alcanza tu amor. Que no puedes vivir sin mí, que mis curvas te enloquecen y mis tetas aún más. Que qué bien se está en casa y que qué gustito encontrarse la cama calentita cuando uno llega con la cabeza loca. Y no así, como tú estás ahora, en el camión, aunque tenga muchas comodidades, que ya me acuerdo yo de ellas, cuando éramos novios y yo te acompañaba en tus viajes.
Sí, amor mío, que los niños también te echan de menos, que a ver si vuelves pronto, antes de Navidad, como el turrón, que a Gloria le ha salido otro diente y ha de venir el ratoncito Pérez; que Juan se ha caído de la bicicleta, pero que no ha sido nada, y que Germán dice que se ha enfadado con la yaya porque no le ha dado dinero para las fiestas.
Sí, yo también estoy bien; por aquí hace fresco, ha cambiado el tiempo de un día para otro. La lavadora se ha estropeado; a ver si vienen a arreglarla, que yo no sé estar sin ella; mañana iré también a comprar la tela para la cortina, aquélla que te comenté que me gustaba mucho y que está bien de precio.
¿Que qué hago ahora?, pues... estoy viendo la tele, nada de particular. Como tú no estás, no he salido. Aunque me gustan los Inhumanos, que actúan esta noche en La Algodonera, y sus canciones, sabes que no me gusta ir por ahí mientras tú estás trabajando.
Sí, ya sé que las llamadas valen dinero, pero ¿qué prisa tienes?
-Ven, que ya estoy preparada.
No te entiendo bien, parece que se corta, o hay interferencias, me dices; bueno, tesoro, que ya me llamarás otro día, que ya les daré los besos a los niños, no sufras, y que ya te prepararé la paella para este domingo, por si llegas a la hora de comer; avísame primero.
Que yo también te quiero, no sé por qué lo preguntas.
-Ven, que ya estoy preparado.
Sí, parece que las interferencias continúan haciendo de las suyas. Pero en ambos teléfonos. ¡Eso de estar separados por varios países...!
Ten mucho cuidado, cielo, que el camión es seguro pero hay muchos accidentes. Y ya sabes que la hipoteca aún no está pagada.
Por cierto, no sé si has escuchado ahí la noticia del gen 334 que han descubierto y que habla de no sé qué cosa que tenéis los hombres y que os hace estar cachondos casi de perpetuo. Vale, no hago caso, amor, de esas tonterías. A qué fin nosotros, a nuestra edad, con los hijos y todo.
Ay, tesoro mío, cuánto te echo de menos. Te esperamos este fin de semana. Y coge unos días de vacaciones, que te irán bien. Tanto volante y tanto transporte, hombre. Que la cama ya está calentita.
Eso, que esta cama también está calentita.
Claro que otro beso para ti, pichurri. Adiós.