Soy un poco de todas y un mucho de algunas.

El haz y el envés, la cara y la cruz, el blanco y el negro, el cielo y la tierra, el mar, la nada y el infinito.
El sonido o el ruido más atroz, el silencio más despiadado; la mirada más dulce, el orgasmo más intenso, la claridad más fugaz, el aliento más sensual.

Me enriquezco de ti y a ti te llamo. No soy término medio.

Soy lo que leo y lo que escribo, también lo que aparento, lo que dibujo y lo que imagino.
Soy lo que sufro, lo que río, lo que miro, lo que rozo, lo que me roza, lo que me irrita, lo que me excita, lo que me desgarra, lo que me mata y lo que me hace seguir.
Ya lo sabes.
No me escondo.
Jamás.
Aunque no lo parezca.
12 comentarios:
Pues encantada de conocerte.
Puff!!!...¡qué confesión!...
Eres grandiosa, amiga. Por eso te quiero tanto desde este lado del mundo.
Eres,
con eso basta.
¡Excelente!
Un abrazo
Igual digo encantado de conocerte.. un abrazo...
bonito
Buena entrada! Pasando a saludarte y que voy ajustadisima de tiempo. Te dejo un abrazoo grande!
Mercé dice. Tú eres especila eres como eres y aqui reside tuencanto, puede ser todo lo que describes pero dentro de ti hay un rayo de esperanza y felicidad, El mundo nuestro planeta es lo más maravilloso que Dios a creado, miralo y veras que a pesar de todo lo que pasa en el mundo, vale la pena admirar y ver nuestro planeta, mirando el mar mi querido mar que tanto mistero escnde tee hace soñar que un día no muy lejano vendra un mundo lleno de amor y de PAZ....
Eres mi musa, besos mua mua mua
Ayer sali con mi parra Kira, un lugar idilico lleno de ceped, la deje suelta y solo de verla como corria saltaando por la pradera mi corazón se alegro, yo tambien quisiera haber podico correr tras de ella, pero me limité admirar la hermosa puesta de sol y me senti feliz...
¡He dicho!, te ha faltado decir.
Ni más ni menos, que una gran mujer.
Besicos
Pues deberías recordar, que habitualmente, siempre somos más de lo que pensamos que somos.
Saludos
Querida Mª Jesús:
Te leo. Y entre el lunes próximo y yo, crece un cañaveral de palabras. Desde el viernes al domingo por la noche, me escapo (como sabes) zigzagueando por donde no me encuentre el otro Pepe: cines, mostradores, periódicos, libros, el blog...
Lo malo es que, dentro de estos otros maizales, tampoco sé quien es el yo ni de lejos. Sólo sé que ya ni recuerdo cuando se me ponían los ojos brillantes. No te engaño si te digo que cada vez siento menos y recuerdo más. Que parece que la hoja de papel de mi vida se plegó en cuatro. Que la voz (si la hay) llega de tan lejos, que es un sueño perdido en un celuloide entre dos páginas.
Por eso cierro los ojos, y los abro cuando la sala recobra los siseos y todos han agotado las palomitas. ¿Qué es cierto en todo esto?, me pregunto. La desolación al ver las butacas vacías requeriría un capítulo entero.
Bastaría con adelantarse un poco, atravesar la espesura, salir a otra cosa: algunos (no sé cómo) encuentran la puerta...
Pero, qué decirte: todo se aleja en esta oscuridad otoñal, mientras busco el mando del garaje para que se levante el cierre de mi vida.
Dejar las cosas así es una tentación insuperable. Curiosa fosforescencia de luciérnaga. En todo caso, para estar observando habría que estar fuera y entenderlo. Pero ahí no hay nadie. En todo caso hay dos homo sapiens igualmente ignorados. Entes absolutamente incomunicados que se empeñan en escalar solos el cielo raso.
Cuando pienso en todo esto, me pongo tan humilde que acabo detrás de esta pantalla. No me hagas caso: el tobogán es mío.
Guan beso.
Pepe
Gracias por presentarte.
Un abrazo.
Así me gusta: ¡bien plantada!
Un abrazo.
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