viernes, 12 de septiembre de 2008

Preparada y preparado



Sí, cariño, lo que tú me digas, que me quieres y que no sé hasta dónde alcanza tu amor. Que no puedes vivir sin mí, que mis curvas te enloquecen y mis tetas aún más. Que qué bien se está en casa y que qué gustito encontrarse la cama calentita cuando uno llega con la cabeza loca. Y no así, como tú estás ahora, en el camión, aunque tenga muchas comodidades, que ya me acuerdo yo de ellas, cuando éramos novios y yo te acompañaba en tus viajes.

Sí, amor mío, que los niños también te echan de menos, que a ver si vuelves pronto, antes de Navidad, como el turrón, que a Gloria le ha salido otro diente y ha de venir el ratoncito Pérez; que Juan se ha caído de la bicicleta, pero que no ha sido nada, y que Germán dice que se ha enfadado con la yaya porque no le ha dado dinero para las fiestas.

Sí, yo también estoy bien; por aquí hace fresco, ha cambiado el tiempo de un día para otro. La lavadora se ha estropeado; a ver si vienen a arreglarla, que yo no sé estar sin ella; mañana iré también a comprar la tela para la cortina, aquélla que te comenté que me gustaba mucho y que está bien de precio.

¿Que qué hago ahora?, pues... estoy viendo la tele, nada de particular. Como tú no estás, no he salido. Aunque me gustan los Inhumanos, que actúan esta noche en La Algodonera, y sus canciones, sabes que no me gusta ir por ahí mientras tú estás trabajando.

Sí, ya sé que las llamadas valen dinero, pero ¿qué prisa tienes?




-Ven, que ya estoy preparada.




No te entiendo bien, parece que se corta, o hay interferencias, me dices; bueno, tesoro, que ya me llamarás otro día, que ya les daré los besos a los niños, no sufras, y que ya te prepararé la paella para este domingo, por si llegas a la hora de comer; avísame primero.

Que yo también te quiero, no sé por qué lo preguntas.




-Ven, que ya estoy preparado.




Sí, parece que las interferencias continúan haciendo de las suyas. Pero en ambos teléfonos. ¡Eso de estar separados por varios países...!

Ten mucho cuidado, cielo, que el camión es seguro pero hay muchos accidentes. Y ya sabes que la hipoteca aún no está pagada.

Por cierto, no sé si has escuchado ahí la noticia del gen 334 que han descubierto y que habla de no sé qué cosa que tenéis los hombres y que os hace estar cachondos casi de perpetuo. Vale, no hago caso, amor, de esas tonterías. A qué fin nosotros, a nuestra edad, con los hijos y todo.

Ay, tesoro mío, cuánto te echo de menos. Te esperamos este fin de semana. Y coge unos días de vacaciones, que te irán bien. Tanto volante y tanto transporte, hombre. Que la cama ya está calentita.
Eso, que esta cama también está calentita.



Claro que otro beso para ti, pichurri. Adiós.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Mercé dice. Que relato tan ironico, decepcionante, pero muchas veces real. Cuanto hacemos las mujeres, y seguimos sin estar valoradas, que pena, el mundo sigue girando muchas veces al son de los hombres, pobrecitos, ellos trabajan, pero nosotras el doble, fuera y dentro del hogar, pero lo hacemos con amor, amor hacia los hijos, y al compañero que alfin de cuentas elegimos nosotras, pero aveces no es todo oro lo que reluce, en fin seguiremos luchando para que nos tengan más en cuenta..

Besos y sigue con tus escritos, que cada vez vas mejorando. mua mua mua

© José A. Socorro-Noray dijo...

El texto que has escrito plantea una situación, en muchas ocasiones, tan real que duele. Creo que en el siglo XXI, lo verdaderamente importante debe ser el ser humano sin condición de sexo. Pero, es cierto, todavía, desgraciadamente, las mujeres deben recorrer un largo trecho para alcanzar la plena igualdad. Por ello, todos y todas, sobre todo los docentes, debemos esforzarnos para hacer cambiar los patrones de conducta esta sociedad.

Un abrazo.

PS: ¡No tengas la menor duda de que todo lo que escribo, bueno o malo, es mío!

FLACA dijo...

Es cierto, qué bien que escribís.Me encantó el relato, y también la foto. No sé, tal vez esté errada, pero no interpreto el texto como lo interpretaron los de los comentarios anteriores. Esas interferencias ("...preparada","...preparado") me sugieren otra cosa.
Me alegra que te haya gustado pasearte por mi barrio y que sepas dónde ando cuando digo los domingos que tengo que ir a la feria. Un beso enorme.

Eo dijo...

Hola M.J:
¡Qué placer leer un relato tan lleno de ironía y al mismo tiempo de ternura!. ¿Sabes?, me ha recordado mucho a las canciones de Sabina. ¡Me encanta Sabina y me encanta como escribes!. Es una sorpresa contínua seguirte. Un abrazo, eo

Mª Jesús Lamora dijo...

Cada cual puede hacer su interpretación, cierto, pero es verdad que la que yo he querido transmitir es la que ha comentado LA FLACA.
("Donde las dan, las toman", dice el refrán)
Bessos

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Po anda. Si es que las separaciones son mu malas y las camas se enfrían y las interferencias las acoplamos según se nos antoja... y las excusas son mu wuenas pa excusarnos.

Precioso relato. Me gusta mucho el giro que le estás dandoa tu blog. ¡Ya sabes, soy una loca del relato!, me gusta leeerlo y escribirlo. ¡Que luego gusten, ya es otra cosa!
Besicos

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

Me ha gustado mucho por diversas razones. Conozco la soledad del camionero y de su esposa, especialmente de los que realizan transportes internacionales. Tengo amistad con muchos transportistas.

Luego me gustó por la manera en que está escrito, como una original llamada telefónica.

Y también porque me recuerda una gran película que pasó bastante desapercibida por España: La vida mancha de Enrique Urbizu.

Saludos.

misticaluz dijo...

Hola guapa! Interesante relato que da pie a muchas reflexiones.

Te dejo un abrazo!

Noemí Pastor dijo...

Curso nuevo, blog nuevo. Qué bien. Un beso.

Malena dijo...

Mª Jesús, es una pena, pero la soledad es muy mala y la pareja ha de estar unida teniendo las mismas vivencias familiares y fuera de la familia.

Desgraciadamente, el trabajo, la necesidad, aleja a las parejas y sin querer van buscando satisfacer las carencias afectivas.

Es un texto irónico, pero exponiendo una realidad frustrante.

Me ha encantado.

Un beso muy grande.

Fernando García Pañeda dijo...

Por fin te he localizado.
Y no sabes cómo me alegro por este relato con tan buena mala leche ;)
Abrazos.