domingo, 21 de septiembre de 2008

El triángulo de las Bermudas





Equidistantes asomamos en una rotonda de una plaza de una ciudad. Por una parte, ellos, pongamos que se llaman Juan y Maite. Por la otra, un anónimo que los mira. Para terminar, yo, parada junto al semáforo rojo. El resto del mundo no existe.
Juan y Maite son dos jóvenes que se besan en uno de los bancos que bordean una gran fuente de cascadas y aguas que bailan rítmicamente. Ajenos a todo, y a todos, se besan, se rodean, se acarician el pelo y el pecho y el pantalón y hasta el pie. Desconozco si alguno de los dos ha leído el capítulo VII de Rayuela, de Julio Cortázar, pero la imagen que imprimen a esta escena de mediodía de domingo así lo parece: el beso. No otro. Ése. Hasta la saciedad se juntan sus bocas y sus lenguas, destacando su silueta contra el fondo de los edificios.
El anónimo se masturba mirándolos; lo hace de una manera disimulada. Lo que no esconde es su mirada, que mantiene fija en los dos, directamente, provocador, incluso soez, como si le fuese la vida en ello. Parece sacado de un personaje de Si te dicen que caí, de Juan Marsé.
No sé cuánto tiempo llevan así, los tres, cada cual en el centro de su placer.
Yo soy la última que aparece en el cuadro. Un semáforo que ha cambiado de color, simplemente, como el azar, que nos coloca tantas veces en decorados distintos, hace que mi vista se dirija a los otros dos puntos de este triángulo.
Al poco, el anónimo se levanta y se dirige hacia la pareja que continúa lamiéndose la boca y, diría, hasta la garganta.
Y, de repente, me aterra la idea de pensar que va a cometer cualquier acto violento contra ellos. No es lógico que camine hacia allí, cuando hay más salidas de la plaza que comunican con las calles cercanas. Pero sí, el anónimo continúa sus pasos hacia los jóvenes.
Al llegar a su altura, pasa de largo sin detenerse.
En un momento, el semáforo se ha puesto verde. El claxon del coche posterior al mío hace que me sobresalte en el asiento.
Varios segundos después, veo a mi izquierda a un hombre anónimo que llava el pantalón manchado y el gesto ausente.

Mientras, los jóvenes se siguen comiendo a besos y yo desaparezco del escenario.



10 comentarios:

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Uy Mª Jesús. ES verdad que a veces en un segundo podemos ver eso y mucho más, incluso que el vello se nos ponga de punta pensando en cosas que pueden suceder, la realidad siempre supera a la ficción, verdad?
Besicos preciosa

Anónimo dijo...

Merce dice. La verdad es que habeces uno piensa que ya es demasiado, pero la vida es asi en estos tiempos, tus escritos son de observación y siempre nos dejas en la incertidumbre, sigue asi, eres fabulosa...

Besos mua mua mua

juan pascualero dijo...

Estoy anonadado. Que relato tan impresionante! Qué oficio tenés Ma. Jesus! Gracias por las sensaciones.

FLACA dijo...

Como dice el de argénteos cabellos, "la vida es aleatoria".
Maravilloso relato. Un beso con todo mi cariño, amiga.

misticaluz dijo...

Hola guapa!! jajaja me pareció interesante tu post, pero ya sabes siempre y cada día que pasa algo nuevo descubriremos y poco a poco nada nos sorprenderá!

Te dejo un abrazoo grande!

Malena dijo...

¡Cuántas cosas pasan a nuestro alrededor sin darnos la mayoría de las veces cuenta!

Y es verdad aquello de que cada persona es un mundo. Sabes plasmar las mil y una cosas que suceden y pueden suceder, Mª Jesús, y hacérnoslas vivir como si fueran verdaderas.

Mil besos.

P.D/ ¿Cómo va el curso?

Fernando García Pañeda dijo...

Un juego de reflejos terrorífico, Mª. Jesús. Uff.

Marina-Emer dijo...

Que gracia me ha hecho leer que has estado el fin de semana en Tarragona,lástima nos hubieramos conocido.
Bueno de todas formas un abrazo, y las fiestas aún siguen.¿sabesssssss?
Marina Pastor

Susana Peiró dijo...

Los Amantes y el Voyeur!

Excelente relato Amiga querida!

A los jóvenes no me cuesta entenderlos (muy buen detalle el de Rayuela!) ahora bien, el voyeur es un misterio para mí.

Me resulta incomprensible (como tantas otras formas, claro, de disfrute)

Besitos Preciosa, estás escribiendo maravillosamente!

Anónimo dijo...

Vaya planos más bien montados. Mis felicitaciones por un trabajo para quitarse el sombrero.

Besos.