domingo, 7 de diciembre de 2008
Los números de mi vida
El número de D.N.I.
El número de identificación personal de tarjetas de crédito
El número del móvil de algunas personas
El PIN de mi móvil
El número de los teléfonos fijos
El número de cuenta de Google
El número de contraseña del correo electrónico
El número de cliente
Y otras cosas que siempre se cuentan.
El número de veces que me equivoco
El número de veces que te miro
El número de veces que me encanto
El número de veces que sonrío
Y otras cosas que jamás se han de contar.
(Imagen: La noche estrellada. V. Van Gogh)
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11 comentarios:
Ciertamente vivimos entre números,
quizás seamos un guarismo
vagando en el infinito,
tal vez un solo dígito
en medio de la nada,
pero los números
nunca podrán hacer versos ni poemas,
no formarán pensamientos ni recuerdos,
jamás harán palabras y silencios.
Un abrazo
Muy cabalística te veo. Jeje
A mí cada vez se me da peor echar números.
Puestos a contar, prefiero contar cuentos.
Un beso.
Codorníu.
El número de veces que podemos disfrutas de tus escritos...El número de palabras bellas que utilizas...El número de sonrisas que esbozo al entrar en tu blog...El número de lágrimas de emoción al leerte...El número de abrazos que te daré cuando podamos vernos. Gracias MªJesús por seguir escribiendo.
Vivimos entre las matemáticas de base 10, me dicen... Aunque algunos vivamos en una matemática de base 10 donde, a veces, 2 + 2 dan 5
Mercé dice. Me asombra tu manera de llenar el blogs, no se de donde sacas la imaginación, pero la verdad sea dicha, prefiero un poema, un pensamiento escrito que no tantos números...
Ayer pase poe la Nave de la Azucarera, vi a tu marido y a la María que esta preciosa, tienes que estar cayendote la baba, con estas hijas tan maravillosas que tienes, más tarde paso Alexandra para saludar a María, y me dijo lo mismo, Yo queria saludarte, pero se hizo tarde y tu aun no habias llegado. Otro día será, tengo ganas de verte, si vienes por Monzón llamame, y podemos ir a tomar algo...
Besos. mua mua mua
Somos fríos y tristes dígitos, nos guste o no!!!, pero no me conformo con eso. Para muchos somos dígitos, para mí soy una persona con sentimientos, como tú, ¿ a que sí?
Besicos preciosa.
No soy afín a los números. Los olvido siempre, por más que me esfuerce. Me gustó el último verso: esos números de cosas que siempre se cuentan pero que no se pueden contar.
Un fuerte y enoooooorme abrazo que ojalá lleve un poquito de este calor del Sur.
Ciertamente, si no pensamos demasiado en ellos parece que sólo manejamos unos pocos números, grandes orondos e importantes, como las estrellas del cuadro que percibimos en primer término. Pero si nos detenemos y recapacitamos, podemos darnos cuenta del sinfín de números que manejamos de manera casi cotidiana y que aún podemos recordar. De todos modos, la memoria del móvil nos ha hecho perder competencia memorística; pese a todo no sé si eso es bueno o es malo. Y hay, además cientos, miles de números que hemos usado alguna vez y que se han ido traspapelando, trasponiéndose como las estrellas difuminadas en el cielo del cuadro, tras los que usamos a diario. No obstante, siguen ahí, agazapados en espera de que los rescatemos del ostracismo y del aparente olvido. Su significado, su utilidad, su papel…a veces, en la soledad del volante o del interludio de cualquier otra actividad, nos sobrevienen a la memoria como acicate del recuerdo.
Setenta y dos, fue el número de orgasmos que una vez conté seguidos en un par de horas; pero alguna vez vi pasar los años, contando cero.
Y aunque el número nunca me permitió medir la dimensión del placer, sí entender el día que la amargura se cruzó con la s0ledad de 1 olvidado y mis labios se habían marchitado secos de ternura y roces.
Suyo y numerado quedo, Z+-----
Qué buen post, muy sugerente!
Mi relación con los números siempre ha sido caótica (aunque también me prometí muchas veces dar una mirada a la Cábala)
No hay forma de retener más que los números básicos para desenvolverme cotidianamente, y con suerte!
Me encantó el final de tu artículo!
Besitos Guapa!
Entre otras cosas prefiero vivir.
Los numeros no son buenos compañeros porque nos hacen medir contar...
y quién quiere eso?
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