domingo, 30 de noviembre de 2008

Un hombre y una mujer

(Pablo Picasso, Hombre y mujer)



En el contenedor que estoy abriendo ahora para echar restos de mi vida cotidiana aparecen, brillando en la penumbra, imágenes rotas de papel fotográfico.

Extraigo una al azar y luego otra, y otra, y muchas, y compruebo que las personas que se muestran rasgadas por cualquier parte son siempre las mismas: un hombre y una mujer; nada más; nadie más.

Ambos han cerrado el contenedor de su llanto para abrir otro en algún lugar diferente.

Diferente el uno del otro.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Cuadro blanco y negro


"Cuadro blanco sobre fondo blanco". Malevich


A Allí, donde yo vivo, ha llegado la niebla.

Hasta hoy he pasado el tiempo metida en una urna de color claro, no brillante, pero sí de un sabor dulce y un olor a piel madura que para mí era suficiente.

Hoy, sin preguntar, el universo que yo diviso desde Allí ha aparecido blanco y todas las horas se han recubierto de ese letargo que te ofrece la penumbra.

Al atardecer se ha disipado.



Tal vez para darme cuenta de que la noche, invariablamente, ha venido.

(Carta de Milena)




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jueves, 13 de noviembre de 2008

De un velero y una luz


El balandrito. Joaquín Sorolla




De un velero y una luz

Como una niña curiosa me adentro
en tu alma

para comprenderte y alcanzarte,
y, aunque calles, escucho tu silencio
porque sé que es el único sonido
que deseo.


Y me despojo de cuanto (qué poco) tengo y soy
para subir a
un velero blanco y limpio

donde la luz se desparrama y el agua me penetra,
porque sé que es el único lugar donde
quiero permanecer.


Guiándome tú por los recovecos de este camino
en que nos encontramos, hambrientos
de palabras

que hablan de lunas y mares y cielos y nubes,
porque sé que es cuanto necesito.



Pero si alguna vez tú quieres buscar otros sonidos
y otros barquitos y otras palabras,
dímelo despacio,

que mi agua es tan frágil y mis versos
tan pequeños
que quizás se rompieran de repente.

Dímelo un amanecer, cuando me haya girado
para mirarte y

(ahora sí) mi alma esté cubierta de

la luz

que tú me has dado.



(María Jesús Lamora. Hace tanto tiempo)

sábado, 1 de noviembre de 2008

La última palabra











No me pegues.

No me pegues.

No me pegues.

No me pegues.

No me pegues.

No me pegues.





No me pegues más.


No me pegues más.


No me pegues más.



Mátame, si quieres, pero no me pegues más.


No.



Fue su última palabra.









(Imagen: Hoja, Cuadro Negro, Mancha Roja. Andrés Palma)